La acuarela "Adoración" presenta una interpretación abstracta y vibrante del tema navideño, capturando el sentido de lo divino y lo humano en un juego de colores y formas. La técnica difusa de la acuarela permite una fusión de tonos que evocan una atmósfera etérea y espiritual. Las figuras, aunque no definidas claramente, sugieren una escena de adoración, aludiendo al nacimiento de Cristo, un momento central en la narrativa navideña.

Estéticamente, el uso de colores cálidos y fríos crea un balance armónico que invita a la contemplación. Los tonos dorados sugieren una presencia divina, mientras que los rosados y púrpuras pueden simbolizar la realeza y el amor, elementos asociados con la figura de Jesús. La fluidez de las formas y la superposición de los colores transmiten la idea de lo sagrado como algo que trasciende lo tangible.

Desde una perspectiva bíblica, la obra es una representación del momento de la adoración de los pastores o los magos al niño Jesús, capturando el sentido de reverencia y asombro que estos relatos evocan. La falta de detalles precisos en las figuras que arriban detrás de la Sagrada Familia, con halos dorados, permite al espectador participar activamente en la interpretación de los personajes, dejando la puerta abierta a la imaginación y reflejando cómo lo divino puede ser percibido de múltiples maneras en el corazón de cada creyente.

En conjunto, "Adoración" no solo celebra un momento bíblico significativo, sino que también invita a la reflexión personal sobre la espiritualidad y el misterio inherente a la experiencia religiosa.