La obra "Olvido" evoca un viaje introspectivo hacia las capas más profundas de la mente y el corazón. Su abstracción invita a un diálogo silencioso con nuestras propias emociones y experiencias pasadas. Las formas y colores se entrelazan, sugiriendo la naturaleza efímera de la memoria y la constante transformación de nuestro ser interno.

Pema Chödrön, en su sabiduría, nos recuerda: "Nada se va hasta que nos ha enseñado lo que necesitamos saber". Esta cita resuena profundamente al contemplar el cuadro, pues el "Olvido" no es una pérdida, sino una oportunidad para aprender y crecer. Los movimientos caóticos y las texturas difusas reflejan cómo los recuerdos a menudo se desvanecen y resurgen, cada vez con un nuevo significado.

La obra nos invita a soltar el apego a las certezas, a abrazar la impermanencia y a encontrar belleza en el desorden. En este espacio de contemplación, aprendemos a estar presentes, aceptando el flujo constante de la vida y los recuerdos que nos moldean. Es un recordatorio de que en el olvido también hay sabiduría, y en el abandono de lo conocido, la posibilidad de descubrir nuevas verdades.