Sobre la publicación

Synthesis

Revista de la Universidad Autónoma de Chihuahua / No. 82

XXV Escenas del Evangelio

 

El papa Francisco dice en la Evangelium Gaudium: “Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual.” (11)

Algo de eso es lo que intento plasmar con XXV Escenas del Evangelio. Al celebrar 25 años de sacerdocio, me di a la tarea de integrar una exposición con pinturas de pequeño formato, que pudiera hacer durante el año, pero, sobre todo, que hurgaran dentro de mí, y sacaran a la luz pasajes del Evangelio con los que me identifico.

Se trató, en algunos casos, de ponerme frente al lienzo sin ideas preconcebidas; dejándome llevar por los colores, hasta que las formas me sugirieran de qué pasaje podría tratarse. Así nacieron, por ejemplo: Sacra converzasione, En la tormenta se encuentra al Señor, Denles de comer y No os preocupéis.

Fue maravilloso hacerlo como un ejercicio de oración, de diálogo, donde la voz del Señor resuena desde el interior y se expresa más elocuentemente, como dice el Papa Francisco, en la Exhortación apostólica.

Otras imágenes vinieron primero en la mente. Frente al lienzo sabía lo que buscaba, y había que plasmarlo, con libertad de interpretación, pues no estaba frente al texto literalmente, sino éste sólo estaba en mi memoria. Así nacieron: Anunciación, El buen Pastor, Lázaro y Emaús, entre otros.

Esta forma de trabajar, fija en el cuadro el pasaje evangélico, con rasgos que personalmente a uno le pueden decir mucho. Como en la composición de lugar que san Ignacio de Loyola nos invita a realizar, en el método de oración llamado Contemplación Evangélica; uno deja que la imaginación sea guiada por el Espíritu Santo, para internarse en un pasaje con Jesús. Cuando uno hace este tipo de oración, uno escoge los elementos que entrarán en escena, y muchos de ellos pueden ser trampolines a una contemplación más profunda.

En la exposición, cada cuadro tiene una ficha con apenas pocos versículos de la escena a la que alude, para dar espacio a la memoria, y, si no se conoce el texto, para incitar a la búsqueda del pasaje. Le acompaña también una pequeña glosa de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino, quien se dio a la tarea de compilar citas de los Padres de la Iglesia sobre el Evangelio. En el Medievo. se usó este tipo de escritos para ilustrar con explicaciones de los Antiguos el Evangelio.

Estas explicaciones de la Catena Aurea son muy hermosas. Muchas de ellas no se comprenden fuera de la mística cristiana. Tienen la sabiduría de un cristianismo vivido integralmente. Así que esta exposición desea mostrar el Evangelio con otros medios, los del arte, y de alguna manera vivir aquello de: “Y Él les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.” (Mt 13, 52). 

 

Paulo Medina

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