La pintura "Sepárense las aguas" evoca una profunda conexión con el relato bíblico de la creación. En Génesis 1, 6 se nos dice: "Luego dijo Dios: 'Haya un firmamento en medio de las aguas, que separe unas aguas de otras'". Este versículo habla de la acción divina de ordenar el caos, de establecer límites para permitir el surgimiento de la vida.

En el arte abstracto, esta idea de dar forma y significado al caos se manifiesta en las obras de pintores como Jackson Pollock. Pollock decía: "La pintura tiene vida propia. Yo trato de dejarla que emerja". Al igual que en el relato bíblico, el artista abstracto busca ordenar el caos de los colores y las formas en una expresión que trascienda lo visible.

La obra "Sepárense las aguas", con sus vibrantes estallidos de color y movimiento, parece capturar ese momento primordial de separación y creación. El uso del color y la forma sugiere una energía dinámica, como si las aguas mismas estuvieran en un constante proceso de transformación y renovación. Aquí, el arte se convierte en un acto de creación a la manera divina, donde cada trazo y color encuentra su lugar en un todo armonioso.

Esta pintura no solo invita a una reflexión estética, sino también espiritual, recordándonos que la belleza puede surgir del caos y que el arte, al igual que la creación, es un proceso continuo de descubrimiento y revelación.